Del caos al control: Neguentropía y empresa
¿Ordenar tu empresa genera más caos? Este artículo explora la neguentropía como práctica empresarial: sus límites, costos ocultos y dilemas. Aprende a gestionar el desorden sin perder rumbo, con claves reales para aplicar cambios sostenibles.
TEORÍA DE SISTEMASESTRATEGIACONTROL
Yoel Gutierrez Olano
8/3/20256 min read


En un entorno empresarial cada vez más dinámico, incierto y competitivo, las organizaciones enfrentan un desafío constante: mantener el orden interno mientras responden con agilidad a los cambios del entorno. Este dilema puede abordarse desde una perspectiva poco convencional, pero profundamente reveladora: la termodinámica.
En particular, los conceptos de entropía y neguentropía ofrecen una lente poderosa para analizar cómo las empresas sobreviven, se adaptan y prosperan. En este artículo exploro como la neguentropía – la necesidad de un sistema de contrarrestar el desorden – se convierte en un recurso estratégico esencial para las organizaciones inteligentes.
Desde sus fundamentos físicos hasta su aplicación práctica en la gestión empresarial, exploraremos cómo la información, la estructura y la adaptabilidad permiten a las empresas mantenerse vivas y competitivas.
Entropía vs. Neguentropía: conceptos claves
La entropía es una magnitud física que mide el grado de desorden en un sistema. Cuanto mayor es la entropía, mayor es el caos y menor la capacidad del sistema para realizar trabajo útil. Por el contrario, la neguentropía representa la capacidad de un sistema para resistir ese desorden, manteniendo su estructura, funcionalidad y propósito.
En la teoría de sistemas, estos conceptos se vinculan directamente con los principios de la termodinámica. El segundo principio establece que el desorden tiende a aumentar con el tiempo, haciendo que los procesos, en sistemas cerrados, sean irreversibles. Sin embargo, los sistemas abiertos, aquellos que interactúan con el entorno como las empresas, pueden importar energía, materia e información del entorno para contrarrestar esta tendencia natural hacia el caos.
Analogías termodinámicas aplicadas a la empresa
Aunque la termodinámica es una disciplina física, sus principios ofrecen analogías útiles para comprender el funcionamiento de las organizaciones:
Primer principio: La energía no se crea ni se destruye, solo se transforma. En la empresa, esto se traduce en que los recursos deben gestionarse eficientemente para generar valor, o pueden crear caos.
Segundo principio: El desorden aumenta con el tiempo. Las organizaciones tienden al caos si no se renuevan constantemente.
Tercer principio: A medida que la temperatura se acerca al cero absoluto, la entropía disminuye. Inalcanzable en la práctica, por lo que este principio pudiera sugerir que el orden perfecto es teóricamente imposible.
Principio cero: Dos cuerpos en contacto tienden al equilibrio dinámico. En las empresas, esto se refleja en la necesidad de alineación entre áreas, procesos y problemas. Incluso asociarse con otras empresas para colaborar, más que competir.
Estas analogías permiten entender que las empresas, como sistemas vivos, deben gestionar su energía, su estructura y su información para evitar la degradación y sostener un propósito.


Neguentropía organizacional: definición y beneficios
La neguentropía organizacional es la capacidad de una empresa para importar recursos – especialmente información y conocimiento – que le permitan mantener el orden interno, adaptarse al entorno y evolucionar. Es mucho más que un concepto físico: es una herramienta estratégica para la supervivencia y el crecimiento sostenible.
A medida que una empresa crece, su gestión se vuelve más compleja. La neguentropía permite sostener ese crecimiento sin perder control, mediante la incorporación de procesos, tecnologías, talento y cultura organizacional que favorezcan la autorregulación y la resiliencia.
Resiliencia organizacional: Neguentropía bien gestionada
La resiliencia organizacional mide la capacidad de una empresa para anticipar, prepararse, responder y adaptarse a cambios y disrupciones, manteniendo su funcionamiento esencial. Esta resiliencia no surge al azar: es el resultado directo de una gestión neguentrópica eficaz.
Esto implica que cuando una organización incorpora información relevante, fomenta el aprendizaje y mantiene estructuras adaptativas, está construyendo reservas de neguentropía. Estas reservas le permiten absorber impactos, reorganizarse rápidamente y seguir cumpliendo su propósito, incluso en contextos adversos.
En este sentido, la neguentropía no solo es una herramienta para evitar el caos, también es una estrategia para fortalecer la capacidad de recuperación y evolución de la empresa.
El rol de la información como energía estructurante
La información es una de las formas más poderosas de neguentropía. En los sistemas sociales, como las empresas, la información relevante permite:
Reducir la incertidumbre;
Tomar decisiones acertadas;
Mantener la homeostasis (estabilidad interna frente a cambios externos);
Prevenir el caos organizacional.
Una empresa que mide su desempeño, que analiza el entorno y que ajusta sus estrategias está utilizando neguentropía. Así, restaura el orden y sostiene su vitalidad. La información actúa como una reserva energética que el sistema puede activar frente a perturbaciones.
Las organizaciones abiertas, con comunicación transparente y conocimiento compartido, están mejor preparadas para adaptarse. La neguentropía es clave en las organizaciones que aprenden, aquellas que evolucionan mediante la circulación constante de ideas e innovación.
Señales de una empresa inteligente, y otras que no
¿Cómo saber si una empresa está gestionando bien su neguentropía? Algunas señales prácticas son:
Toma sus decisiones basadas en datos y evidencia;
Fomenta el aprendizaje continuo y la capacitación de los empleados;
Tiene procesos flexibles, pero bien estructurados;
Comparte información de forma transparente entre sus miembros;
Se adapta rápidamente a cambios en el entorno;
Promueve la innovación y la mejora continua.
Por el contrario, las empresas que no gestionan la neguentropía:
Operan con información fragmentada o desactualizada;
Reaccionan tarde a los cambios del entorno;
Sufren de rigidez estructural y resistencia al cambio;
Tienen procesos desalineados, operaciones repetitivas y comunicación ineficiente;
Pierden competitividad, al no anticipar ni gestionar el desorden interno.
Estas diferencias explican por qué algunas organizaciones prosperan, mientras otras colapsan.
Un ejemplo contemporáneo es Huawei, que ha demostrado una notable capacidad de adaptación frente a sanciones internacionales. Diversificó sus marcas, reorganizó su cadena de suministros, desarrolló tecnología propia y mantuvo su rentabilidad y crecimiento. Todo ello gracias a una gestión neguentrópica eficaz.


Caso Toyota: neguentropía en acción
Un ejemplo emblemático de neguentropía aplicada es el Sistema de Producción Toyota, desarrollado por ingenieros como Taiichi Ohno. En la postguerra, Toyota enfrentaba desafíos enormes. Para sobrevivir, necesitaba reducir el desorden interno y mejorar la eficiencia y calidad.
Ohno, junto a otros ingenieros, diseñó un sistema en el que los recursos llegaban a cada proceso justo cuando eran necesarios. Este enfoque requería una coordinación precisa entre proveedores, procesos y personas. El Kanban, una tarjeta que acompaña a los contenedores de producción en proceso y materias primas, se convirtió en una unidad de información que regulaba el flujo de trabajo.
Este sistema permitió a Toyota mantener un equilibrio dinámico, adaptarse a la demanda y minimizar el desperdicio. La neguentropía, en forma de información estructurada, fue el motor de su éxito.
Entropía y neguentropía: una relación complementaria
Aunque parecen opuestos, la entropía y la neguentropía son complementarias. La entropía representa el desorden inevitable; la neguentropía, la respuesta organizada. Un sistema necesita de ambas para evolucionar.
Investigadores han sugerido que la cantidad de neguentropía que absorbe un sistema está relacionada con la predictibilidad de sus resultados. Cuanta más información relevante se adquiere, menor es la incertidumbre y mayor el control.
La tendencia natural de un sistema a crear entropía es la razón fundamental por la cual los ciclos de mejora deben ser continuos, o constantes; cada mejora tiene la capacidad de generar nueva entropía, o nuevas restricciones, que deben ser gestionadas.
Conclusión: del caos al control
La neguentropía no es solo un concepto físico, debe formar parte esencial de la estrategia empresarial. Las empresas que aprenden se adaptan y comunican eficazmente, están utilizando neguentropía para mantenerse vivas.
En un entorno cambiante, la capacidad de importar información, transformar conocimiento en acción y mantener el orden interno es lo que distingue a las organizaciones inteligentes. Del caos al control, la neguentropía es el puente que permite a las empresas prosperar.
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